Es que llegar a la zona del supuesto tesoro conlleva una larga y ardua travesía por bosques y páramos muy húmedos de la Cordillera de los Llanganates. El esfuerzo de la caminata, por lo accidentado de la topografía, se ve compensada por parajes de ensueño que incluyen lagunas, bosques de neblina, hasta un extraño páramo de frailejones. La historia se une a una biodiversidad fantástica, que posiblemente sea el verdadero tesoro de los Llanganates.