El manatí, también llamado ‘vaca de agua’, es un ser enigmático que pasa la mayoría del tiempo en las aguas profundas amazónicas. Saca su trompa a la superficie solo para respirar de manera muy discreta y silenciosa.
A pesar de la importancia de este mamífero en el ecosistema acuático de la región, existe un gran vacío de información con respecto a su estado de conservación en el país.
Fue históricamente explotado por los indígenas amazónicos. Lo cazaban para aprovechar su carne, piel y grasa, por lo que su población disminuyó y ahora está catalogado en peligro crítico, en el Libro Rojo de los mamíferos de Ecuador.
La mayoría de registros de estos ejemplares se ha realizado en los sistemas hidrográficos y lacustres de la Reserva Faunística Cuyabeno. En los primeros días de noviembre, monitores comunitarios y guardaparques, con el respaldo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), mediante el uso del software correspondiente para el análisis de las imágenes, no pudieron avistar a ninguno, pero encontraron sus heces, lo cual es un indicador de que la especie sigue presente en la Reserva.